Que las lluvias de los últimos días, asociadas al decimotercer frente frío de la temporada invernal 2022-2023 y de flujos nubosos precedentes a su paso, no nos hagan creer que por ello el impacto de la sequía ha remitido sensiblemente.
Viene bien al tema aquello del refranero popular de “los árboles no dejan ver el bosque”, cuando el fenómeno en cuestión se refiere a un proceso acumulativo de meses con déficit de precipitaciones, imperceptible en muchos casos, e imposible de superar con algunos aguaceros de baja intensidad.
Y aunque sí es un alivio a la sequía meteorológica y a la agrícola (la segunda abarcaba al cierre de febrero a toda la geografía avileña con una severidad alta), el impacto está por verse en los acumulados de las aguas superficiales y subterráneas.
En el trimestre comprendido de diciembre a febrero pasado el 77,4 por ciento del área de la provincia estaba comprendida en la condición de sequía meteorológica severa o extrema, estado que se agrava hasta 89,1 por ciento del territorio al considerar el periodo comprendido de septiembre de 2022 a febrero de 2023, según recogen estudios del Centro Meteorológico Provincial (CMP) de Ciego de Ávila.
Si hasta el pasado mes la provincia se encontraba bajo la influencia del fenómeno climático La Niña, que remarca las condiciones de déficit de precipitaciones en el periodo seco, desde marzo imperan las condiciones de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) neutral hasta el trimestre julio-septiembre de 2023, cuando se pronostica una transición hacia un evento El Niño (fase húmeda del ENOS), explicó Oscar Antonio Benedico Rodríguez, director del CMP avileño.
“Se pronostica para lo que queda de marzo y el próximo mes de abril acumulados de precipitaciones por debajo de lo normal, y es muy probable que tengamos también un periodo lluvioso de mayo a octubre con precipitaciones ligeramente por debajo de su media histórica”, agregó Benedico Rodríguez.
Lo antes expuesto propiciará que continúe intensificándose los actuales eventos de sequía meteorológica y agrícola; pudiendo llegar a ser extrema sobre gran parte de la provincia durante marzo y abril, y continuar desarrollándose e intensificándose una sequía hidrológica, comentó el especialista.
Es por ello que se trabaja en la adopción de medidas para optimizar el consumo en aquellas zonas donde las cuencas subterráneas se encuentren en estado desfavorable, como el chequeo constante de sus niveles, el alargamiento de los ciclos de riego en cultivos que lo permitan, y el cálculo de la productividad del agua en las 10 actividades fundamentales o más consumidoras de la provincia.