Un total de 16 estudiantes reciben educación en sus casas por maestros ambulatorios en Morón, opción para quienes cursan las enseñanzas Primaria y Secundaria, y presentan limitaciones físico-motoras o intelectuales y, por estas u otras razones, no pueden asistir a instituciones educativas.
Emérida Morales Paris, metodóloga de la Educación Especial en la Ciudad del Gallo, dijo a Invasor que siete maestros ambulatorios asumen esta tarea, distribuidos en la Enseñanza Primaria (4), Especial (2) y Secundaria (1). Por lo general, son educadores jubilados con amplia experiencia y sensibilidad.
De acuerdo con el diseño de esta modalidad, cada maestro atiende a tres estudiantes, durante dos horas, tres veces por semana. Entre los alumnos hay niños con Síndrome de Down, y otros diagnosticados con mala absorción de los alimentos, alérgicos y estrechez en el duodeno, fibrosis quística, diabetes mellitus e inmunodeprimidos, trastornos psiquiátricos, epilepsia focal generalizada del lado frontal, entre otros.
La atención educativa ambulatoria es una de las modalidades establecidas en Cuba por el Ministerio de Educación, para dar respuesta a las disímiles necesidades de los educandos. Se refiere a las acciones con carácter interdisciplinario, integral e integrador que se desarrollan con los alumnos portadores de enfermedades crónicas o transitorias que por diferentes causas no pueden asistir a un régimen escolar de manera permanente.
“En estas acciones se implican la familia y la comunidad con el objetivo de lograr la escolarización en el nivel educativo de que se trate y las transformaciones necesarias para elevar su calidad de vida y enfrentar la enfermedad que los acompaña”, refiere el portal web del MINED.
Héctor Alejandro Pérez es un niño moronense de 8 años que desde noviembre de 2022 recibe en su hogar a Gladys, su maestra ambulatoria, debido a su diagnóstico de epilepsia sintomática. Vive junto a sus padres a las afuera de la ciudad, donde el cariño y la comprensión no faltan y ha sido la clave fundamental en su desarrollo. Aunque a veces le cueste aprender a leer leer, escribir ya va siendo un territorio ganado.
Los números hasta el 20, los colores en idioma mandarín y en español hacen que el avance en el aprendizaje de Héctor se note con el paso del tiempo. “El objetivo de nuestra enseñanza es preparar a los niños para la vida, pues son infantes que presentan enfermedades crónicas y algunos con vida limitada, por lo que pasan de grado según sus posibilidades”, comentó Morales Paris.
Según un reporte publicado en el diario Granma, a principios del año pasado el país contaba con más de 600 maestros ambulantes.