Este será otro día de celebración en el que las circunstancias nos obligan a evitar las habituales y genuinas manifestaciones de confraternidad y apego, pero resulta imprescindible transmitir además de la felicitación, el agradecimiento sincero a esos hombres batalladores, que nos acompañan jornada tras jornada.
Desde la humildad, la perseverancia, y el no cansarse nunca, los padres avileños, como los del resto de esta isla guerrera, no dejan que se opaque el sentimiento genuino de saberse artífices de la vida de sus hijos. Por ellos y ellas se levantan cada día con la certeza de que pueden hacerse mejor las cosas. Son nuestros primeros y más queridos héroes. En su compañía no hay nada que temer.
Médicos, enfermeros, maestros, deportistas, artistas, ingenieros, carpinteros, científicos, constructores, campesinos, obreros, ingenieros, arquitectos, periodistas, soldados, cuentapropistas, mecánicos, dirigentes, no importa el oficio, no importa la labor que desempeñen, siempre están dispuestos a ofrecer su comprensión, su aliento, su fuerza sin abandonar la ternura que los hace inmensamente imprescindibles.
Como padres actúan y en esa complicidad, van tejiendo lazos indestructibles, que ni la distancia, ni el tiempo, y en no pocos casos la ausencia física, logran destruir.
Recientemente el nuevo coronavirus ha puesto a prueba la capacidad de resistencia de la humanidad toda, y cuánto orgullo nos asiste como cubanos, al decir que hemos demostrado estar hechos de una fibra difícil de quebrar. Tiempo de batalla, que se hace más agobiante por las artimañas y crueldades de un bloqueo imperialista que tampoco ha podido doblegarnos. Y en ese bregar han estado tantos y tantos padres, dando el ejemplo, dando su sosiego, sus ideas, su presencia a cualquier hora, desde cualquier trinchera. Anhelando el abrazo tibio del pequeño o la pequeña, el adolescente o los jóvenes, que aguardan por su sonrisa que anuncia el necesario “Todo va bien”, pero sin retirarse del sitio donde el deber los ha colocado.
Que esos abrazos y besos puedan multiplicarse y no quedar como un acto simbólico del pasado, depende de todos y todas. Por esa razón hemos pedido y pedimos que tomemos como aliados y escudos a la disciplina y la responsabilidad ciudadana, mucho más ahora que nuestra Soberana 02, superando los parámetros establecidos, deja de ser un candidato, para convertirse en una Vacuna, en la que el ingrediente esencial ha sido el amor a Cuba y su gente.
Con ese mismo amor, reiteramos la felicitación a todos los padres de Ciego de Ávila, haciéndola extensiva a todos los de nuestra Patria, siempre orgullosa de sus hijos heroicos.
Ania Rosa Francisco Malde
Vicegobernadora de Ciego de Ávila