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    Reconoce Ciego de Ávila a su estrella del Hockey sobre Césped

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    hockeyyyy

    Su nombre intentaba homenajear al de su papá Eliberto. Apenas bastaron unos cambios de letras para que aquel 7 de diciembre de 1978 Heriberto Sarduy Gómez irrumpiera en este mundo con la idea preconcebida de su familia: sería deportista.

    ¿Cómo no lograrlo si esa era una de las esencias de su familia? El progenitor, con apellidos Sarduy Rivero, es el guía fundamental en Ciego de Ávila en cuanto a la formación de jugadores de hockey, Digna María Gómez Benítez, la mamá, es la fanática número uno del hockey local, y a ella le viene en la sangre porque sus hermanos Fernando (Chachy) y Fermín Gómez (fallecido) fueron jugadores activos y reconocidos aportadores de conocimientos a los noveles.

    En ese ambiente creció Yuyo, apodo con el cual ha vivido el máximo goleador del hockey cubano, quien estampó 87 disparos en las porterías cuando era juvenil y 316 en lides de mayores, una cifra que tardará muchos años en superarse.

    Los títulos nacionales le abundan, aunque pudieron ser más de no ser por una etapa en la cual permaneció alejado del deporte por razones que hoy prefiere no recordar. Sí tiene muy claro que siempre quiso serle fiel a su familia, al Volcán Avileño y al elenco de Cuba, que lo acogió el pasado año dándole la titularidad en los Juegos Centroamericanos de Barranquilla, Colombia, donde cerró su carrera con la presea dorada.

    Con 41 años de vida, el menudo atleta decidió no competir más de manera oficial, aunque su bastón e inteligencia como estratega en su disciplina jamás lo alejarán del terreno competitivo.

    Ahora la misión consiste en formar jugadores que sigan sus pasos como mismo él siguió los de su papá, sus tíos y esa gran familia de hockeístas que ha convertido a este deporte en el máximo ganador de títulos cubanos para la provincia.

    El estadio José Ramón Cepero fue el escenario de la despedida formal al estelar deportista en la tarde dominical del 15 de septiembre. No hubo la mayor concurrencia, pero quienes fueron testigos del hecho tuvieron a su alcance a un hombre modesto, derrochador de coraje sobre las canchas y ejemplo de buen cubano, de los que no se dejan vencer por adversidades, de los que resisten las pruebas más difíciles hasta lograr una meta sagrada: el amor de su pueblo.