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    Travesía olímpica de Ciego de Ávila: México, punto de partida

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    Travesía olímpica de Ciego de Ávila: México, punto de partida

    Cuando transcurra la jornada del viernes 23 de julio de este año, Invasor vivirá la víspera de su última edición impresa correspondiente a su año 42 de existencia, pero contadísimos seres humanos en el planeta lo tendrán en cuenta, absortos en el arranque, al día siguiente, de la edición 32 de los Juegos Olímpicos de Verano, los Juegos de Tokio 2020, como se identificarán por siempre en la memoria histórica, aunque se celebren un año después de lo previsto.

     

    La lid multideportiva que en un primer momento concitó la asistencia de un puñado de países en abril de 1896, congrega en esta centuria a representantes de más de 200 Comités Olímpicos Nacionales, tal y como sucede desde la versión efectuada en Atenas, Grecia, en 2004.

    En el extenso período comprendido entre 1896 y 1964, ningún exponente de Ciego de Ávila pudo enrolarse en la aventura olímpica; algunos lo intentaron, pero quedaron en la travesía.

    Es también el caso de dos jóvenes cunagüeros que trataron de “encestar” el viaje a la capital nipona, sede olímpica por primera vez en 1964, cuando en octubre de ese año, a solo unos días del acontecimiento estival, Andrés Martínez, Tamakún, y Miguel Montalvo, El Canguro, se incluyeron en la formación nacional que buscó sin éxito el ansiado pasaporte en Yokohama, anfitriona en el País del Sol Naciente del Torneo Preolímpico masculino de baloncesto.

    Encabezados por Jacintón González, Pedro Chappé y Raúl García, los criollos concluyeron por detrás de los conjuntos de México, Australia, Canadá y Corea del Sur, ubicados en ese orden. No lograron la clasificación, aunque sí victorias ante Filipinas, Tailandia, Taiwán, Malasia e Indonesia, elencos ocupantes del sexto al décimo peldaño.

    Tres años después, Montalvo volvió a intentarlo, entonces con más éxito, pues el moreno de un metro y 98 centímetros de estatura, y 85 kilogramos de peso corporal, festejó su 24 cumpleaños en Winnipeg, Canadá, sede de los V Juegos Deportivos Panamericanos, y escenario en el cual el básquet cubano se apuntó un histórico triunfo en el partido contra Brasil, que acababa de ocupar el tercer puesto en el mundial de Montevideo. Al concluir en el cuarto escaño de la pugna hemisférica, el conjunto de la Mayor de las Antillas se inscribió entre los concursantes oficiales que intervendrían en la Olimpíada que en 1968 organizaría la capital mexicana.

     miguel montalvo

    Tomada del Semanario Deportivo LPV

    Con el número ocho en su camiseta, Montalvo saldría al tabloncillo el domingo 13 de octubre de 1968, el día en que los nuestros sumaron 61 cartones por 70 de la escuadra búlgara, en duelo con el cual se estrenaron en el grupo eliminatorio B.

    Entre 16 aspirantes al cetro, apenas concluyeron oncenos, pero libraron tenaces enfrentamientos, al punto de ceder cerradamente en dos de ellos, frente a México (75-76) y Polonia (75-78), archivar sonrisas a costa de los quintetos de Corea del Sur, Marruecos y Panamá, y evidenciar el ascenso de calidad de esta dinámica disciplina en la Perla del Caribe.

    Miguel Montalvo regresaría de Ciudad de México como dueño de una experiencia inolvidable. Si bien apenas intervino en la justa, pues fungía en calidad de jugador de cambio, no podía imaginar entonces que había firmado el debut olímpico de Ciego de Ávila, la provincia que, a fines de 1976, se insertaría en el nuevo panorama político y administrativo del país.