banner Nuestra Región

    Fadraga: lenguaje de señas

    Inicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivadoInicio desactivado
     
    Valoración:
    ( 0 Rating )
    Pin It

    Fadraga: lenguaje de señas

     

    Alfredo Fadraga Pérez, uno de los beisbolistas más callados que haya conocido dentro de un terreno de pelota, no celebra histéricamente cuando conecta jonrón; da la vuelta al diamante como si corriera con placer, pero sin alegría: no mira a los lados, no sonríe. A veces, mira al cielo.

    Se muestra inmutable, lo mismo bate que mascota en mano. No es de los que alza la voz. Hasta en el terreno —una plaza donde todos gritan—, se hace difícil escucharlo. Me di cuenta: su lenguaje es el de las señas.

    Cuando está detrás de home, se comunica con las que realiza con su mano derecha. No importa que el graderío no conozca su idioma. Los jugadores de su equipo, sobre todo los lanzadores, lo han repasado una y otra vez y se entienden, lo dominan al dedillo, porque es como si el joven receptor, de 23 años, tuviera las cuerdas vocales en su diestra o en cualesquiera de sus muñecas.

    Su voz la empina con el madero. ¡Si fuera con el aluminio, quién sabe hasta dónde la alzaría !en detrimento del otro lenguaje, el que suelen entonar los lanzadores en esa guerra frontal donde uno dispara y el otro trata de rechazar el lanzamiento con un madero cónico, de varios centímetros de largo y unos pocos de diámetro.

    Alfredito, como le llaman en su hogar, fue seleccionado como el Jugador Más Valioso de la semana pasada, en la tradicional encuesta de lunes, donde participan la prensa especializada y los aficionados.

    Él, más que agradecido, aprovecha para decir lo que no ha dicho: “Gracias a quienes me eligieron. Gracias a los aficionados, de los cuales jamás he recibido una rechifla; gracias a la prensa y a los comentaristas, que han sido muy respetuosos conmigo. Eso ayuda y da aliento a quienes estamos comenzando y nos entregamos en el terreno de béisbol”, dice, sin ápice de alma lisonjera.

    El máscara avileño mostró sus argumentos en la semana comprendida del 9 al 14 de abril: en 18 veces al bate disparó 10 imparables, de ellos tres dobles e igual número de bambinazos, con siete anotadas y nueve impulsadas. Hasta entonces sumaba 17 estacazos de vuelta completa (iguala el récord para receptores avileños, marca implantada Osvaldo Vázquez en la 56 Serie Nacional) y 50 carreras traídas hacia home play, su otra casa.

    A la defensa, 14 intrusos capturados antes de robar alguna base, mientras 13 habilidosos le llegaron safe.

    Es un portento; uno de los receptores más completos de suposición en esta temporada, y uno de los sluggers más productores. Eso se sabe, pero… Qué piensa Fadraga de él mismo, el joven que juega a la pelota desde los siete años, cursa el quinto año de Cultura Física, habla inglés, no sabe bailar ni le gusta beber y le rinde pleitesías a su pueblo: al que va al estadio y al que le saluda en la calle, porque Fadraga comenzó a transitar por el camino de los ídolos.

    Su carrera internacional, no tan corta pese a su juventud, es prolífera: Campeón mundial en el Sub-15 en México, subcampeón panamericano juvenil. "Perdimos contra los americanos en México, Monterrey. Fui al mundial juvenil de Canadá. La última competencia fueron los Juegos Panamericanos de Lima, Perú; sin embargo, no he sido campeón nacional con Los Tigres. Este año pudiera ser.

    Con respecto a sus ambiciones para el futuro inmediato, señala que tratará de integrar el equipo Cuba y ser el titular en suposición.

    —¿Le dedicas mucho tiempo al entrenamiento?

    —Mucho, mucho. Entreno al 120 porciento. Me preparo muy bien y a conciencia. Le dedico mucho tiempo al tren inferior. En la fuerza máxima hago, en cuclillas, más de 180 kilogramos. Pienso que puedo llegar a los 200, pero mi preparador, Pedro Ramón Gayón, no me lo ha permitido todavía.

    —¿Has transitado por todas las categorías?

    —Sí, desde los escolares, juveniles hasta llegar al equipo grande. A mi papá, Alfredo, le debo estar en este deporte, él me llevó por primera vez a un terreno de béisbol.

    —¿Con qué lanzador te sientes más cómodo a la hora de batear?

    —Con ninguno. Todos son difíciles.

    —¿Las señas en un receptor?

    —Son muchas. Yo tengo las mías con los lanzadores, con el director, con el profesor de picheo, el coach de tercera, con los jugadores de cuadro, con los jardineros. Las memorizo bien.

    —De los jonrones, cuál es el que más recuerdas?

    —No está dentro de los 18 de ahora. Fue en mi primer turno al bate en series nacionales, en San Luis, Santiago de Cuba. El otro que más recuerdo, fuel el que conecté en esta serie, en el estadio José Ramón Cepero, también frente a Santiago. Perdíamos por una carrera en el noveno inning. Ese jonrón empató el juego y después lo ganamos.

    —¿Estudias a los lanzadores contrarios?

    —Sí. Para eso tengo memoria fotográfica. Me ayuda a la hora de conocer al contrario y con los míos, a la hora de llevar los lanzamientos y determinar cuál le hace daño a determinado bateador.

    —¿Errores cometidos en la vida?

    —Sí, los he cometido, como todo ser humano, como todo joven, pero los errores están escritos en páginas cerradas y no volveré a cometerlos.

    Escribir un comentario