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    Una escuela con raíces en el barrio

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    Estudiantes secundaria

    Profundos cambios se desarrollan en la secundaria básica como parte del 3er. Perfeccionamiento del Sistema Nacional de educación. Aunque queda mucho por hacer, hay buenas experiencias

    Las respuestas llegan rápidas cuando se pregunta por qué la preferencia de los padres por poner a sus hijos en la secundaria básica Camilo Cienfuegos del municipio capitalino Cerro, «porque hay orden, disciplina. Lo primero son las clases, la calidad de la enseñanza. Un claustro completo, responsable, en el cual podemos confiar a nuestros hijos»

    Así habla Nancy Castillo Delgado, la presidenta del Consejo de Escuela y mamá de la estudiante Yiré. «Hay muy buena relación hogar-escuela. Nosotros, los del Consejo, visitamos los alumnos que tienen alguna situación, ausencias por enfermedad o por otro motivo; si tienen dificultades académicas. Con eso apoyamos a los maestros que siempre cuentan con nosotros cuando hay algún problema, para resolverlos entre todos».

    Por su parte Ivett Velázquez Caballero y Dayami Moure García, madres de los estudiantes Mauricio y Arian, respectivamente, aseguran que «La Camilo» —como se le llama comúnmente en el barrio— es un buen centro escolar, donde sus hijos reciben clases con calidad y se forman con los valores que requiere un ciudadano honesto.

    «Hay que destacar la labor de la directora, que lleva muchos años al frente de esta secundaria, y pienso que también influye que los maestros son la mayoría de este mismo barrio y se mantienen aquí de manera estable. Todo eso hace que el proceso fluya de manera positiva, y que la comunidad se sienta orgullosa y en vínculo constante con el centro», afirmó Dayami.

    Cuando el equipo de Juventud Rebelde llegó a la secundaria se sentía silencio. Los alumnos estaban en sus aulas y no se escuchaba, como ocurre en otros centros escolares, la voz a veces demasiado alta de los profesores ni algarabía de muchachos. La escuela es pequeña, y si bien no está del todo bonita —quizás le haga falta una manito de pintura y algún repello—, se veía limpia, adornada con plantas y murales. El busto de Camilo Cienfuegos junto a la bandera cubana a la entrada le daba un toque de solemnidad.

    «En esta escuela me siento cómoda. Los profesores son muy buenos y te apoyan. Tienen buen carácter, pero se les respeta. En el aula hay solidaridad, compañerismo, nos llevamos bien. Siempre hay algún problema, todos los grupos tienen “su cosa”, pero se mantiene la disciplina», afirma Camila Fuentes Matos, alumna de 9no. grado.

    Su compañera de aula, Yiré Paneca Castillo, asegura que ese centro escolar tiene mucho prestigio en la comunidad. «Todos los muchachos quieren venir para acá. Los profesores son muy exigentes y eso es lo que más me gusta», argumentó. Todos piensan que la mejor manera de apoyar a sus maestros es siendo buenos estudiantes y guardando disciplina en las clases.

    Los que hacen la maravilla

    Inmersos en las clases, turno tras turno, no quisimos interrumpir más de lo debido, y conversamos solo con dos de las profesoras jóvenes del centro, la Licenciada en Historia y Cívica Maylin Sarmiento García, quien es además la guía base de la escuela; y con la Licenciada en Lengua Inglesa Dianelis Novoa Vento, quien luego de varios años fuera de la docencia regresó hace tres cursos a esta escuela, la misma donde se inició como maestra en el año 2000.

    Ambas expresaron su complacencia por el incremento salarial que recibieron y ratificaron las opiniones de estudiantes y padres, de que se trata de una escuela organizada, con disciplina, en la cual se puede trabajar.

    Con la batuta, pero sin imposiciones

    «Lo principal es el sentido de pertenencia del claustro, y la relación muy estrecha con la familia y la comunidad, sin ellos no hubiera sido posible llevar adelante con éxito la labor educativa», destacó la licenciada Teresa Vinent Hechavarría, quien por 20 años se desempeña como directora de la secundaria básica Camilo Cienfuegos.

    Tenemos hoy 333 alumnos, organizados en diez aulas. El claustro está completo, nos faltaba solo la profesora para la enseñanza artística y este curso nos llegó una instructora de arte. Estamos felices porque no hay sobrecarga docente, y así podemos organizar mejor la escuela, las clases y tener tiempo para la preparación de los maestros.

    —¿Por qué las familias prefieren este centro escolar?

    —Creo que nos hemos ganado un prestigio. Es un claustro estable, casi todos viven en la comunidad, se conocen. Los de más años ponen su experiencia y los jóvenes el entusiasmo y las ideas novedosas. Y lo más importante es que tenemos una dirección participativa, donde todos dan su granito de arena y son escuchados.

    «Todos los planteamientos de la familia, profesores, alumnos son escuchados, analizados y puestos en práctica. Ellos saben que son tomados en cuenta».

    —¿Cómo fueron los resultados del pasado curso escolar?

    —Siempre hay estudiantes con dificultades, que no tienen los objetivos vencidos. Los 104 alumnos de 9no. grado promovieron, algunos tuvieron que revalorizar pero salieron satisfactoriamente y con su continuidad de estudios garantizada.

    «Nuestro objetivo es que los estudiantes sientan que aprenden, que los conocimientos son válidos, que crecen en habilidades. La labor educativa es también fundamental y para ella la familia es indispensable», subrayó.

    Quizás en «La Camilo» no están todas las respuestas, pero sí la experiencia de un camino recorrido que va dando sus frutos y que la comunidad reconoce como parte positiva de su vida.

    La Secundaria que se aspira  

    Cuba cuenta con 1 174 secundarias básicas con una matrícula de 318 070 estudiantes y 35 956 docentes, de ellos el 83,3 por ciento son licenciados. Recientemente, el país fue sede del 3er. Taller Internacional de Secundaria Básica que se desarrolló bajo el lema Por una escuela inclusiva.

    La amplia participación internacional en la cita denotó la preocupación de profesores y autoridades docentes por ese nivel escolar, complicado sobre todo por la edad de los educandos —entre 12 y 15 años de edad— y por el cambio que representa el paso de la primaria a un centro escolar con otras características.

    La doctora Margarita McPherson Sayú, especialista en estos temas, afirmó que el 3er. Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Enseñanza marca pautas en la Mayor de las Antillas, y apuesta por centros escolares más flexibles, atemperados al lugar donde están enclavados y las características de sus alumnos.

    En la ponencia que presentó en el encuentro afirmó que se trata de un proceso en el cual se avanza y tiene como fin lograr la formación integral de los alumnos, tomando como base los ideales patrióticos, cívicos y humanistas de la sociedad socialista cubana.

    «El currículo tiene características fundamentales. Debe ser integral, porque dará respuesta a las aspiraciones de formar de manera armónica la personalidad de cada alumno; flexible, porque tiene que ser abierto; contextualizado porque los protagonistas principales —maestros, alumnos y padres— deben asumir colegiadamente el fin y las exigencias del contenido; así como participativo, por la forma en que se elabora, pues toma en cuenta criterios y propuestas, lo cual permite conocer las necesidades y demandas sociales a nivel general de los sectores involucrados en el sector educativo comprometiéndose con las transformaciones curriculares».

    Tomado del Periódico Juventud Rebelde:

     http://www.juventudrebelde.cu/cuba/2019-12-04/una-escuela-con-raices-en-el-barrio

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