La Empresa de Acueducto y Alcantarillado en la provincia de Ciego de Ávila trabaja en la solución de demandas de la población vinculados al abasto y saneamiento, que vienen a dar respuestas a añejos planteamientos, algunos de más de 15 años.
Hiorvanys Espinosa Pérez, delegado del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos en el territorio, declaró a Invasor que priorizan la solución de 10 planteamientos inscriptos en el plan de la economía, previstos para terminarlos en los meses restantes del presente año, y otros 12 que dan respuesta a los vinculados al primer proceso de rendición de cuentas de los delegados a sus electores correspondiente al XVII período de mandato.
“En primer orden de acción de las brigadas, se encuentra resolver aquellas situaciones con un impacto negativo por la contaminación, que inciden en la aparición de brotes epidemiológicos; posteriormente acometeremos las restantes planificadas que no se vinculan directamente a la sostenibilidad”, agregó el directivo.
“Actualmente laboramos en la capital provincial en la rehabilitación del alcantarillado de Marcial Gómez final y la limpieza de la cañada de Calle C entre 6ta y 7ma, mientras que en la ciudad de Morón se ejecuta la reparación del acueducto del Reparto Militar y del alcantarillado en la zona trasera del hotel Perla del Norte”, dijo.
Espinosa Pérez refirió que para la comunidad de Tamarindo, parte del plan Turquino Bamburanao, se procederá a cambiar aproximadamente 700 metros de redes en la avenida principal del poblado en el tramo comprendido del puente a la terminal de ómnibus, una infraestructura deteriorada.
Quien se hubiera llegado este lunes hasta la calle Marcial Gómez final, en la ciudad cabecera, no le pasaría desapercibida una realidad que padecen los vecinos desde años atrás: el mal olor y las aguas albañales siempre presentes en la vía pública. No obstante, ya se trabaja para revertirlo.
Al respecto, Ramón Martínez Baracaldo, jefe de brigada de la Unidad Empresarial de Base (UEB) de Acueducto y Alcantarillado que realiza la obra, refiere que “se instalarán 500 metros de instalaciones sanitarias, de ellos solo faltan 150 por enterrar; a partir de ese momento el trabajo se complica, al romper tuberías sanitarias y de agua potable que posteriormente repararemos”.
Felicia Torres Saborit, vecina del lugar, comenta que desde hace más de 15 años conviven con la contaminación. “Ojalá se solucionen los problemas, el agua de la llave no se puede tomar porque sale oscura y con peste, la de tomar mi hijo la busca más arriba, en calle B”.
Aunque la solución llega tardía para Felicia, ella le achaca una parte del problema a la irresponsabilidad social, ya que algunos vierten basura que llega hasta los tragantes y desatan las molestas tupiciones.
Ángel Pérez Rivera, quien vive en calle C, entre Soto y 5ta, en la urbe capital, ahora duerme más aliviado al saber que cuando lleva el agua de la cañada no le entrará a su casa, al menos así sucedió el pasado fin de semana. La realidad, desde tres lustros atrás a la fecha, era bien diferente.
Otros en esa misma cuadra no son tan optimistas, como la avileña Francis Villavicencio Montero, porque, en su opinión, quedaron desechos sólidos por recoger y al final su acumulación devolverá el anterior estado de las cosas.