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    En municipio avileño de Majagua el placer del nuevo mercado

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    Alimentos sanos, diversificados y frescos provenientes de cadenas de valor” pueden adquirir los majagüenses en el mercado El Placer, establecimiento de reciente creación que tiene a los lugareños complacidos. Así refiere la clienta Mabel Sánchez Díaz, para quien “el lugar es especial; todo viene en nailitos, con cero contaminación y a precios asequibles”.

    En esas gustosas ofertas, que desde un inicio fueron pocas si se compara su gran aceptación con la cantidad diaria expuesta de cada producto, están los buenos rendimientos de la Cooperativa de Crédito y Servicios Reinaldo Maning, de la zona de Mamonal, en especial de la finca a la que debe su nombre el mercado, a cargo de Martín Alonso Gómez, conocido por Martincito.

    “La iniciativa es parte del Proyecto de Apoyo a una Agricultura Sostenible en Cuba (PAAS), en el que intervienen el Ministerio de la Agricultura, el Grupo Agrícola, la Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación —conocida en español como COSUDE— y la organización no gubernamental holandesa Hivos”, explicó Marlenis Cardoso Legón, administradora de la entidad.

    Pueden encontrarse allí jugos naturales en botellas y en vaso, y productos en bolsas de nailon, empaquetados en la propia CCS, con un kilogramo de peso de cualquiera de las frutas, viandas y hortalizas cosechadas.

    Se vende, por ejemplo, col —sola, o con pimiento y pepino—, piña troceada, casquitos de guayaba listos para cocinar o batir, tostones, calabaza y frutabomba, a un costo que oscila desde los $2.00 hasta los $8.00 CUP.

    Pensar en la salud de los productos y de sus consumidores es la premisa que justifica la popularidad del nuevo centro. Julio César García Paneque, comprometido con el punto de recuperación y beneficio de los frutos de la Reinaldo Maning, considera preciso velar por la inocuidad alimentaria y calidad de las ofertas.

    “Hasta cerca de las tres de la madrugada, cuatro mujeres se dedican a limpiar los productos, darles el acabado y envasarlos, para que estén listos para la población bien temprano y, además, frescos. Las mercancías que aquí se destinan al consumo social no se diferencian de aquellas que van al turismo, por lo que son competitivas.”

    En la etapa inicial, El Placer abre sus puertas de lunes a sábado, de 9:00am hasta las 3:00pm, ubicado en las cercanías de la calle Paseo Martí, justo donde, hasta hace poco tiempo, se ubicaba una Tienda Recaudadora de Divisas.

    Sin embargo, ese inmueble se tornará pequeño una vez concluida una minindustria local, en la localidad de Lázaro López, prevista para inaugurar a finales de marzo, la que incorporará al mercado otros productos como el tomate, mayor variedad de jugos, dulces y vinagres, en diferentes formatos.

    Dentro del establecimiento, la frase “el placer es mío” suena divertida, aunque los expedidores sienten muy suyo el lugar, a juzgar por “lo bien que atienden a los clientes”, según Mabel Sánchez Díaz, beneficiaria que hoy viaja a Jicotea con la jaba crecida. Y esa jaba carga, y lo reconoce, elevada calidad estética, sanitaria y nutricional.

    Falta pita a este carretel, pero, como es normal en los mercados, hay que controlar la demanda y prohibir a los usuarios que saquen el producto de la canasta y, después de manosearlo, lo devuelvan, pues algunos, como la frutabomba (bien madura) pueden perder atributos. Sirva el proyecto, además, para que se sumen varios productores agroecológicos del municipio.

    Las tierras de Martincito, muy conocedor de su terreno, son un ejemplo del trabajo que se hace en Majagua por una agricultura sostenible sobre bases agroecológicas, asentada en el conocimiento campesino. Concebida también por el proyecto PAAS, la idea es aprovechar al máximo las producciones de la finca e incrementar la producción de alimentos para el consumo local.

    Igualmente, los programas de autoabastecimiento municipales, desde una producción más endógena, que acerquen a los que producen, distribuyen y consumen, son hoy una voluntad política del país, y la expansión de estas experiencias apoya y garantiza, desde la práctica, dicha intención.