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    Fidel en Ciego de Ávila: 5 de enero de 1959, en calle Cuba 108

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    en Cuba 108 permanecio Fidel a su paso por Ciego de Ávila en la Caravana de la Victoria el 5 de enero de 1959

    En la tarde noche del 5 de enero de 1959 arribó Fidel a la ciudad de Ciego de Ávila. A la espera de sus órdenes permanecía la Caravana de la Libertad, con la que, luego de permanecer varias horas en esta casa, continuó la marcha hacia La Habana.

    El pueblo compartía desde el amanecer, con los Barbudos de la Sierra Maestra, pero cuestiones trascendentales para el curso inmediato de la Revolución requirieron que el máximo líder permaneciera gran parte de aquel 5 de enero en la ciudad de Camagüey. Por ello no había podido entrar al frente de la Caravana de la Libertad a la actual capital provincial de Ciego de Ávila.

    En la urbe agramontina sostuvo dos encuentros, uno con Manuel Urrutia, presidente del recién establecido Gobierno Revolucionario, y el otro con el Che. Los dos llegaron ese día por vía aérea; el primero, procedente de Santiago de Cuba, y el segundo, de La Habana.

    Con Urrutia se entrevistó en el avión en que este arribó, tras lo cual el presidente designó a José Miró Cardona como primer ministro; y a Armando Hart, Luis Orlando Rodríguez, Manuel Ray y Humberto Sorí Marín, al frente de los ministerios de Educación, Gobernación (hoy Ministerio del Interior), Obras Públicas y Agricultura, respectivamente.

    Sobre las razones del viaje del Che, Luis M. Buch, entonces secretario del Consejo de Ministros, escribiría en su libro Gobierno Revolucionario Cubano. Primeros pasos, que fue para “comunicar a Fidel el cumplimiento de su misión, recibir instrucciones e informar sobre la situación creada en La Habana, donde el Directorio Revolucionario 13 de Marzo había tomado el Palacio Presidencial, el Capitolio Nacional, la Universidad y la base aérea de San Antonio de los Baños".

    Mientras, la localidad de Ciego de Ávila era un hervidero. Miles de personas, de todas las edades, acudían a la Carretera Central, desde la entrada de Camagüey hasta la salida hacia La Habana; y a calles y solares cercanos para apreciar los diversos vehículos y equipos militares de la Caravana, allí estacionados —a la espera de las órdenes de Fidel—, abrazar a los valientes Barbudos, retratarse con ellos, llevarles alimentos, pedirles balas como recuerdo e invitarlos a sus casas.

    El itinerario que siguió el máximo líder de la Revolución en la ciudad de los hermanos Gómez Cardoso comprendió la Carretera Central, calles Martí y Cuba, hasta la casa número 108 (Este), en la que permaneció varias horas. De ese lugar, por Cuba hasta la calle Narciso López y de esta a la Carretera Central, rumbo a Sancti Spíritus.

    Durante el trayecto hizo breves paradas, entre ellas en explanadas existentes en la loma del aeropuerto (frente a la actual Unidad Militar) y delante del hoy bar-cafetería Bahía, interesándose por el estado técnico de vehículos de la Caravana y la situación de sus integrantes.

    Caravana rebelde Ciego de Ávila 1959

    A Cuba 108 (Este), entre Martí y Narciso López, el máximo líder de la Revolución llegó en un automóvil marca Chevrolet, de 1957, color rojo, manejado por Alberto Vázquez, quien afirmó al que suscribe —en entrevista del 20 de diciembre de 2017— que Fidel y Celia venían en el asiento delantero, él a la ventanilla y en la parte trasera Augusto Martínez Sánchez, Calixto García y José Quevedo.

    La casa, un hermoso chalet, era propiedad de María Luisa Domínguez (viuda de un colono), quien los atendió personalmente. El lugar era de la plena confianza de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio y de la Resistencia Cívica. Allí había permanecido varios días, a finales de la dictadura batistiana, la destacada combatiente Pastorita Núñez —según se lo confirmó al autor hace casi 30 años—, cuando enviada por Fidel cobró el impuesto de guerra a latifundistas y ganaderos en las tierras avileñas, misión en la que participaron varias mujeres de la Resistencia de Ciego de Ávila, entre ellas la propietaria de la casa.

    Además, el inmueble devino refugio seguro —acorde al testimonio de María Luisa al autor, en 1988— de revolucionarios vinculados al asalto al carro celular en la ciudad de Camagüey; y desde el mismo se contribuyó a la ayuda de la Resistencia Cívica a la columna del Che a su paso por el sur del territorio avileño.

    Fidel y sus acompañantes almorzaron. El Comandante en Jefe realizó varias llamadas telefónicas a otras ciudades para informarse de lo que acontecía e impartir orientaciones. También, la dueña facilitó un tanque de 55 galones lleno de gasolina, el que se llevaron en un jeep.

    La vivienda situada en Cuba 108, testigo mudo de la histórica estancia del máximo líder de nuestra Revolución y del paso de la Caravana de la Libertad por la ciudad de Ciego de Ávila, clama por un mayor protagonismo, a la altura de su historia.